Itinerario formativo

“A fin de que, interiormente purificados, iluminados y abrasados por el fuego del Santo Espíritu,  podamos seguir los pasos de tu Hijo bien-amado, nuestro Señor Jesucristo…”  (Cta. O. 51)

La formación para nuestra forma de vida es un itinerario, un proceso de conversión continua y de crecimiento que no termina jamás. Compromete toda la vida de quien, respondiendo al llamado de Dios, decide seguir a Jesucristo pobre y crucificado, siendo instrumento de unidad y de comunión.

Somos una Congregación internacional, la formación es inculturada y tiene siempre en cuenta la tradición y la cultura de la Congregación. 

El objetivo de todo nuestro itinerario formativo es seguir las huellas de Jesucristo. Esto fue para Francisco de Asís un programa de vida y fidelidad. Como él queremos ser cada vez más cercanas a Jesucristo para hacernos semejantes a Él y hacer propios progresivamente los sentimientos de Cristo hacia su Padre.

Formación Inicial

Es un itinerario de crecimiento integral de la persona bajo la acción del Espíritu Santo.

La formación inicial se desarrolla hasta la Profesión Perpetua y comprende tres etapas: Postulantado, Noviciado y Juniorado.

Postulantado: Permite un conocimiento recíproco que ayuda a discernir la autenticidad del llamado a nuestra forma de vida.

Noviciado: Es un tiempo de preparación a la consagración religiosa. Es una experiencia vivida en relación con Dios, de vida en fraternidad, de apertura a la misión de la Congregación en la Iglesia. Es también el tiempo de profundización de la espiritualidad franciscana y de nuestro carisma.

Juniorado: Es un tiempo de profundización y de maduración de la formación de las etapas precedentes y también el momento de acogida de las diversidades vividas en la Congregación.

Profesión Perpetua: es el don total y definitivo de nuestra vida a Dios siendo incorporadas definitivamente a la Congregación.

Formación Permanente

Nuestra forma de vida exige una formación progresiva y permanente. Estamos implicadas enteramente en este itinerario que dura toda nuestra vida. Supone una adhesión creyente durante toda nuestra vida y en nuestra historia concreta. Es un proceso en el que hacemos la experiencia de Dios y nos enriquecemos cada día.

Cada Hermana recibe, además de una formación religiosa y franciscana, una formación de acuerdo con sus aptitudes personales para ejercer un ministerio.

“Que cada una de nosotras sirva y trabaje con fidelidad y devoción, de manera que no se apague el espíritu de la santa oración y devoción a las que las cosas temporales deben servir” 

 Regla y Vida 5,18

Misión compartida

En los lugares en que nos encontramos estamos atentas a la formación de todos aquellos que comparten la vida y la misión con nosotras a fin de hacer presente el espíritu franciscano y nuestro carisma para el bien de la sociedad y para la realización de un mundo más humano.